
Esperar un desastre, comunicar cada detalle, reportar cada muerte y salir a las calles sin asegurar que tu vida está a salvo, yo vivo de esto, sí, la misma porquería cada endemoniado fin de semana, los viajes en helicóptero, los cadáveres de cientos de indígenas maltratando mi sensibilidad estomacal y yo sin quejas esperando el día final del mes, para reclamar mi justa paga.
Soy el hombre noticia, soy el periodista oportuno, soy terror de contrabandistas y libero las batallas más sangrientas en las cortes supremas de justicia.
Tengo mil apodos, los famosos me odian, el pueblo me necesita y yo sin guiarme por pedidos y sí por instinto, tiendo a recurrir a mis métodos de periodista intrépido y audaz, pero ¿qué reconocimiento luego de tantos años es el más beneficioso?
Si digo dinero, sería un materialista y sinceramente no soy más que eso, nací solamente para el dinero y absorbido por la avaricia, el reconocimiento y el odio ajeno, es que comencé a trabajar en lo que hago.
Nada es más gratificante que escuchar gente lidiando con gente por algo que yo descubrí, sea cierto o tan solo un truco la intriga y la destrucción de familias siempre se posa en mí.
Tengo deberes y aunque soy mi propio dueño, a veces cuesta ser tan idiota.
Que mentira, disfruto tanto la destrucción, la mentira, el chisme y la fracturación, que el premio verdadero a mi trabajo soy yo mismo, sin más ni menos, mi alegría es su mala suerte.
Los sucesos son mi alimento y la mentira mi sazonador.
Periodista = ser más odiado.
Simplemente me encanta ser parte del gremio de acosadores justamente pagados, secta de perdedores que no tienen más que hacer que meterle bichos a tu vida.
Mis palabras conjugan con todas las acciones y mis reportes son tan intrépidos que la gente no sabe qué hacer para pedirme más.
El ser odiado no significa no ser solicitado, en ese aspecto soy indispensable en la vida de los demás, sin periódicos no hay un sistema real al que la gente pueda acudir, sin mí la gente solo tendría agua y pan.
El periodismo fue hecho porque era una ley que se crease, si no se hubiese hecho hasta ahora ya alguien lo estaría pensando, porque gente tan mala como yo se alimenta de esto, de las malas habladurías, de los malos pensamientos, de las suposiciones y los fracasos.
Tengo en mente el hecho de que piensas que soy un enfermo mental y que el sentido de mi atrofiada vida está mal encaminada, lo que no sabes es que lo único que hago es servirle a mi profesión, haciendo lo que más me gusta, intimidar a los débiles, haciéndome más poderoso con los berrinches de los escépticos, y los que carecen de sentido del humor, pues ¿cómo más tomar una noticia amarillista sino como un juego de mentirillas?
¿Me creerían si les digo que cada mañana recibo amenazas de muerte?, esto es algo frecuente en mi vida, pero aquí el hablador soy yo, de aquí a que alguien mueva un dedo para hacerme daño, eso no lo creo, la gente dice muchas cosas, aunque de la misma manera mueve muchas piezas.
Yo disfruto mi vida y como la gente dice que cada persona debe morir en su ley, tal vez esta sea la mía, sería alucinante que alguien rompa la puerta de mi casa y me acuse de acosador, apuntándome con una pistola terriblemente temeraria, pero en fin, esa es mi vida, eso fue lo que escogí, no me gusta nada más, no me rio de muchas cosas, no merodeo por las calles en busca de mujeres, solo quiero trampas, mentiras, buenas noticias, que despierten a las personas de sus asquerosas vidas.
Si algún día me toca morir por esto, será porque yo decidí que fuera así, nací con el aura del periodista endemoniado, atacando, usurpando, destrozando y encarnando vidas que no son las mías.
No le tengo miedo a la muerte, no le tengo miedo a nada, nadie es mi dios y nadie vendrá a salvarme cuando algo necesite, estoy solo, nací solo y solo me quedaré.
Atrápame si puedes mal tiempo, que a tu espera yo estaré.