Red Bull Music Academy Radio

viernes, 10 de diciembre de 2010

Indirectamente proporcional

No pretendía discutir las exclamaciones ni repercutir en las decisiones de los demás, pero al escuchar la falta de criterio, me pareció que lo más justo en ese instante era intervenir y cortar de raíz el problema que se hacía cada vez más fuerte.
Era intenso, la discusión se trasladaba a terrenos inhabitables por el raciocinio de los participantes de tan exuberante trifulca.
Se trataba de un hombre de paupérrimas condiciones, se notaba a leguas que no contaba con una buena vida, ni con apoyo de nadie y discutía con un señor de traje lujoso en medio de la calle.
¡Pero claro!, ustedes me dirán que como es que un desconocido para ambos se entrometa en donde no lo llaman, lamentablemente lo que ustedes piensen me importa un carajo y yo me atrevo a meter mis narices en donde a mi me dé la regalada gana.
En este caso peor aún, estaban pisoteando a este humilde hombre con frases que alteraban mi paciencia, el hombre rico y de “moderadas y refinadas costumbres” le sacaba en cara al “miserable” su realidad, cansado de escucharlo el hombre buscaba una pelea a puño limpio, incapaz de solucionar de mejor manera su problema debido a su escaso conocimiento por la diplomacia, aunque en este caso, y créanme, yo de pobre no tengo nada, le zamparía dos trompadas bien puestas en la cara al infeliz que amenaza con arrimarlo y exiliarlo de nuestra “sociedad en procesos de reconstrucción”.
Tuve que meterme, por Dios que lo tuve que hacer, y no para golpearlo sino para darle una lección de vida al pobre de corazón, de espíritu y de todo cuanto puedas imaginar.
Hoy en día las personas piensan que el dinero te vuelve inteligente, la verdad es que te da las facilidades, pero te tienes que esforzar bastante, aquel hombre jamás se asomó a verle la cara a este hombre que solo andaba en la calle ofreciendo unos ricos helados.
Los he probado, son bastante buenos, pero lamentablemente mi asquiento amigo no estaba de humor para aguantar pulgas, simplemente no lo quería ver.
¿Qué demonios se cree la gente para andar tratando de menos a los demás?, ¿En que es mejor el otro hombre si todo lo que tiene lo gana por que tiene lo material?
Francamente al hablar con el hombre le dejé en claro que el no es dueño de la ciudad y aprender a respetar a los demás es parte de quererse a uno mismo un poquito más.
Aquí en el Perú nadie se puede dar el lujo de mirar por encima a los demás, el dinero no te hace y el algunos casos te deshace, si sabes que tienes la posibilidad de ayudarte a ti mismo, es ahí donde ayudas a los demás, no tratando de dar lecciones de “clase” sino de categoría y humildad.
Por aquí andaban dos personas a las que se le denominan las dos cara de la moneda, dicen también que una es de oro y la otra no tiene valor alguno.
Ya queda en cada uno poder distinguir cual es cual y de que ese hombre que todos dicen que tiene calidad, por lo que hoy presencié no es más que un afortunado de la vida que no forjó nada más que desprecio y odio en su corazón.
Que terrible es ver gente así pero a la vez que satisfacción me da, el haber puesto en su lugar al que maltrato sin darle maltrato tan solo fue cuestión de ponerlo en su lugar.
Este hombre rojo como un tomate se trago sus palabras tomó sus cosas y se fue en un instante.
Yo aproveché en darle una mirada al mal afortunado que al verlo, a su lado presencie a un ángel, que me decía “gracias por hacer lo correcto”.
El hombre humilde nunca dio las gracias, no era su costumbre y no me lo esperaba, pero al menos es un hombre honesto e incapaz de hacer algo tan reprochable, luchador de la vida como nadie.
¿Si me preguntan a mí?, siempre te diré que la moneda de oro es el hombre que se desvive por ganarse la vida sin criticar a nadie.

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