Hoy como todos los días me levanto a escuchar música, saco mis discos de los ‘50 y me siento en la mecedora por un poco de distracción, un viejo como yo a estas alturas no puede hacer lo mismo que los chicos de hoy, así que entendido esto me resigno a esperar a mi nieto con el almuerzo todos los días.
La verdad me gusta que sea así.
Mi cuerpo cada vez funciona peor y me duelen partes que no sabía que existían, y el doctor ahora se ha convertido en uno de mis mejores compañeros.
Mi mujer murió hace varios años un día cercano al cumpleaños de mi hijo menor, nadie tuvo la intención de celebrarlo, en cambio buscamos ver como hacer para que una mujer tan buena y sensible sea sepultada de la mejor manera, juntamos gran cantidad de dinero y le dimos a la mejor madre y esposa el homenaje merecido, en ese tiempo mi menor hijo tenía 17 años próximo a los 18, sus amigos lo apoyaron mucho, vinieron a casa por su cumpleaños y le dieron una sorpresa que el recibió de manera respetuosa y aunque no había alegría en su corazón entendió que más que todo era por aceptar apoyo de gente que lo quería mucho.
Es hoy y todos los días que yo lo espero a él un hombre maduro, exitoso, casado y con un hijo precioso, inteligente y muy servicial, siempre buscando que favor hacerme o como hacerme sonreír.
Siempre le cuento historias en las tardes a mi nieto y encuentra muy interesante la vida que les doy a los personajes más ficticios del universo, luchando contra fuerzas ineludibles, pero bueno esa es otra historia.
Él está por llegar a casa, como les dije me traerá algo de comer, vivo en el tercer piso de una casa muy bonita en San Isidro, y su madre, una perfecta ama de casa, debe haber preparado algo excelente de comer, como ya nos tiene acostumbrados a todos. Ella me hace recordar mucho a María, mi esposa, siempre espera a su hombre hasta tarde, a pesar de que le pese mucho pues mi hijo es un hombre muy trabajador, pero ella constantemente lo ayuda, lo espera con la cena y comen juntos, con eso me doy cuenta que él supo elegir a su mujer, María nunca fue sólo una chica preciosa sino una mujer de gran corazón.
Tengo la alegría de haber formado bien a Pablo pues ahora mi familia es excelente y aunque estoy solo la mayoría del tiempo, siempre sé que estoy respaldado por mis hijos y estoy seguro en esta casa.
Mis otros dos hijos están en Europa, Mateo, que está en París haciendo vibrar a la gente con sus pinturas y Laurita contando las horas para viajar a Japón desde Lisboa para estrenar su nueva línea de ropa.
Siempre me mandan dinero y cubren todos mis gastos, como les dije no tengo nada de que quejarme.
Hace dos meses fui a ver al Dr. Ichikawa a la clínica y me invitó a tomar un café me dijo que había encontrado un tumor en mi cerebro que crecía muy rápidamente y que me quedaba muy poco tiempo de vida.
Me comentó que se podía llevar a cabo una operación, yo le dije al doctor que él y yo sabíamos que a mi edad esa operación iba a ser el doble de riesgosa de lo que sería para una persona joven y que yo había disfrutado mucho mi vida y si ya había llegado el momento de juntarme con mi esposa María yo feliz de partir.
Le pedí que no le comente esto a nadie, no quiero que mis hijos se preocupen por algo que ya no tiene remedio.
Hoy como todos los días me levanté para escuchar música pero sabía que serían mis últimas canciones.
Siento mucha pena por Pedrito porque el será el primero en presenciarlo, al parecer es verdad cuando dicen que uno presiente el momento exacto de su muerte.
Yo solamente agradezco a Dios por haberme hecho tan feliz y dejarme disfrutar esta parte de mi vida.
Cuando Pedro abrió la puerta del departamento de su abuelo dispuesto a escuchar una nueva y emocionante historia, se acercó a la mecedora con el plato de comida para él y cuando se dio cuenta que su mirada no reflejaba gestos, tan solo frialdad, soltó el plato y llorando en silencio entendió lo que sucedía, él sólo atinó a tomarle la mano de rodillas al costado de la vieja mecedora.
Ese día el señor Gustavo se juntó con María en el cielo como el tanto anhelaba.
Recuerdos solo quedaban de una vida tan gratificante.
1 comentario:
Estuve a punto de llorar alucinaaaa.. Muy buena tu historia..
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