
¿Será posible viajar a través del sonido?, ¿seremos los seres humanos capaces de crear un objeto real que nos lo permita?
Me importa mucho, pues la música, la bulla y demás ruidos que alborotan mis sentidos son la causa de mi vida, tal vez regresar a cuando Elvis creó el “Rock & Roll” o cuando un grupo africano despedía a sus seres amados con un estilo de música triste que derivó en el “blues” que hoy todos conocen.
La historia me cuenta que cada día seremos más rebeldes, pero quiero regresar, quiero perderme en los sonidos tranquilos y de bailar de manera zafada, tal vez el recuerdo de mis padres y abuelos me obligan a sentarme y traer a la vida nuevamente a los Beatles o a los Panchos, y disfrutarlos de la misma manera.
Disfruto cualquier estilo de música, es alegría lo que genera en mí.
La vida comienza a mostrarse como un juego para mí, porque el disfrutarla de la manera como la disfruto yo es casi imposible, para algunos no hacer lo que les gusta ya no es un problema, pues hoy ellos se encuentran atados y sumisos, y hacen solo lo que se les manda a hacer.
Trabajo para la música, vivo para la música y hago lo imposible para que esta se desarrolle, solo busco en la vida centrarme en la búsqueda de el entretenimiento ajeno por mi causa, por mis conocimientos y mi gratitud a este arte, solo tratando de emular a los clásicos cuyas creaciones dieron a conocer cómo se debe hacer para demostrarle al mundo que nuestras emociones y sentidos se pueden alborotar hasta el máximo nivel.
La música clásica me hace pensar, divagar en un mundo de sueños, en el cual me adentro solo para extraer mínimas ideas de satisfacción para mi público, que consta de una familia de pocos integrantes y algunos amigos que comparten mis gustos.
Sé tocar muchos instrumentos y he tenido la suerte de que mis padres me pagarán lecciones en aquella calle en el centro de la ciudad, donde un longevo señor, que tenía un nivel de conocimientos altísimo, me transmitiera lo más sagrado de la música, el más imponente de los detalles, que es aprender que la música es un arte que requiere sufrimiento y a la vez disfrute, y que el que posea esta habilidad se dé cuenta que no es una simple virtud sino un gran don y si no se lucha por él, jamás dejaremos el lado del desconocimiento.
No busco lucrar con mi arte y aunque muchas personas me animan a salir y ganarme algo con esto, yo sólo respondo que yo toco para los oídos que me deseen escuchar y ellos siempre vienen a mí.
Como conclusión a mi historia les hago saber, que el derecho de gozar de la música lo tenemos todos los seres humanos y el arte que la comprende es a pesar de mi favoritismo tan igual como los gustos que puedan ustedes tener.
Solo sepan que a veces se debe explorar y encontrar lo que de veras se hace bien y luchar contra todas las contrariedades para lograr así su superación personal, porque el superarse por encima de los demás es para los que nunca se encontraron a sí mismos.
Se los dice un hombre que a pesar de la falta de un sentido, descubrió lo que realmente quería.
Un hombre ciego de nacimiento que encontró el sentido a su vida y tomó su pérdida, no como una mala acción de Dios, sino un atajo a la búsqueda de su propia felicidad.
No sería espectacular encontrarle el verdadero sentido a sus vidas.