Formando parte de una sustanciosa noche llena de extrañas alucinaciones y pensamientos pesimistas, me encuentro lleno de esperanzas para que al amanecer todo cese como el soplo del viento en un atardecer de verano.
Preparo mi mente para confrontar algo que dentro de mí, dice es una muy fuerte situación, puedo acabar soñando o seguir luchando contra el espeso iluminar de mis neuronas trabajando al máximo, tratando de generar solución a este problema que me aturde.
Solo me queda hoy, mañana será muy tarde y aunque esto ya lleva un tiempo y ha hecho que me cueste conciliar el sueño, aún no encuentro la manera de salir del embrollo.
Mi problema tiene nombre y apellido, se llama Sofía Rivas, vive a dos calles de aquí y debo pensar en cómo decirle que la amo sin siquiera haberla conocido, ella ahora lo es todo, ilumina todos mis sentidos cada vez que la siento cerca de mí, es como si su presencia no hiciese más que mejorarme en todo sentido y me parece que mañana al salir a caminar por el parque tendré ese encuentro esperado que más bien será intencionado para decirle muchas cosas de las que ella no sabe aún.
Vivo solo en un departamento de mal vivir, soy muy desordenado y la verdad, esto está hecho un asco, no sé aún como comenzar ni que decir ni siquiera sé qué debo hacer, ¿debo impresionarla acaso?, o hacer caso omiso a mis atrofiados pensamientos de tomarla del brazo y sorprenderla con un beso enamorador, podrían enrejar por eso, el caso es que conozco a Sofía desde muy niño, bueno conocerla es mucho decir, siempre he andado detrás de ella pero jamás hemos hablado, desde que se mudó aquí vivo enamorado de ella, vi como se enamoraba por primera vez, su primer beso hace ya más de diez años, es muy emocionante y lo fue también verla crecer frente a mis ojos, mientras montaba bici en el mismo parque donde planeo desencadenar todos mis sentimientos y decirle que la amo, suena muy freak, pero que he de hacer, sé todo de ella y espero que todo salga como quiero.
Este departamento mío, me lo compraron mis padres al enterarse de mi ingreso a la Universidad de Lima donde estudio comunicaciones, un año más tarde con la intención de impresionarla me compraron un auto, un Volkswagen del año, pero ni así me atrevía ni a acercármele, lo gracioso es que a pesar de acceder a la compra de este departamento para poder independizarme, jamás accedí a mudarme de esa calle y como estaban construyendo un edificio nuevo en la avenida Borgoño en Miraflores donde hoy vivo, convencí a papá que me comprará el mejor departamento con vista al parque, lo disfruto mucho porque Sofía vive al frente de mi edificio cruzando este parque y además este departamento es lugar ideal para reuniones perfectas que son organizados por mi mejor amigo Juan Miguel y yo, en fin yo de esto no quería contarles sino de mi drama con Sofía Rivas, la mujer destinada a ser mi esposa, si es que todo sale bien, ruego que así sea.
…
Hoy regreso de mi caminata por el parque como les comenté ayer, ella como es usual salió a correr a las cinco y media de la tarde de este viernes, uno de los tres días que sale a correr de la semana, cuando la vi saliendo de su casa mis manos comenzaron a sudar y mis piernas advirtiendo un posible desmoronamiento comenzaron a temblar, no tengo un tic específico pero si era hora de ponerse algo nervioso, creo que esta era la ocasión perfecta, era hoy luego de años de espera que le puedo decir a ella que la amo a sobremanera, y que jamás he tenido una relación sentimental fuerte con nadie esperando este momento, como era de esperar mi desfachatez ocasionada por el insomnio creaba un aspecto terrible en mí, para mi suerte no tengo malas fachas ni me considero un criter, soy tan solo una persona que intenta decir que ama alguien tanto que hasta en la cara desmoronada por la espera del momento determinante lo da a notar.
Sí, aunque no lo crean me atreví a acercármele a Sofía y hasta le hablé, entre tartamudeos lo logré, llamé su atención diciendo su nombre, ella se acercó a mí en espera de alguna frase que la saque de aquel momento tan bochornoso para ambos, me dio a notar que ella también me conocía, lo único que le dije fue “Hola Sofía, te amo”, ella me miró desconcertada y con cara de ¡qué diablos! me respondió “¿No tienes nada más que hacer no?, nunca falta un buen tarado en esta maldita y jodida ciudad”, mientras tanto yo estaba tan perdido y emocionado a la vez por escuchar su voz que no me importó lo que ella dijo en ese momento ni lo intolerante que me dio a entender que fui, era la primera vez que la escuchaba y ni siquiera me dio tiempo para darle una respuesta de contraataque, ella fue camino a su casa inmediatamente, yo comenzaba a lamentarme, pero antes de entrar volteó a verme y al mirarnos ambos fijamente a los ojos, ella sonrió.
Algo me dice que este es el inició de algo grande; Sofía, la chica que tanto anhelaba me insinuó que estaba dispuesta a dejarme entrar y comenzar una nueva historia de amor.